75 aniversario de la muerte de D.
Antonio Machado
Emilio Sales, - 19 febrero 2014

75 ANIVERSARIO DE LA
MUERTE DE D. ANTONIO MACHADO
El día 22 de febrero se cumplen el 75 aniversario de la muerte de D.
Antonio Machado. Falleció en la localidad francesa de Collioure a donde había
llegado junto con centenares de miles de españoles forzados al exilio por la
persecución de la bota fascista. Se calcula que medio millón de personas
salieron por la frontera francesa para, en muchos casos, seguir sufriendo en
campos de concentración (Rivesaltes, Gurs, Agde, Septfonds,Bram,etc…), luchar
contra el nazismo, acabar en campos de exterminio (Mauthausen, Gusen, etc…) o
liberar París en la entrada triunfal liberando la ciudad de las luces del
nazismo. D. Antonio es una de las máximas figuras de la literatura en
castellano, pero por encima está el hombre bueno, el patriota que no quería
salir de Madrid y morir defendiendo la libertad junto a hombres y mujeres que
habitaban la ciudad “rompeolas de todos los mares”. D. Antonio nunca odió, pero
si despreció a esa “España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota
de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y de alma quieta, ha de tener su
mármol y su día, su infalible y su poeta”, una España que podría retratar de
igual manera en la actualidad cuando las libertades se coartan y el brazo
extendido nos señala lo que debemos hacer.
D. Antonio murió de pena, de dolor por su tierra asolada por la barbarie
fascista, por la incultura y el atraso que él combatió desde la docencia y desde
sus libros. Creo que algunas veces hay casualidades que, vistas desde el paso
del tiempo, me hacen pensar que mi admiración hacia Machado, D. Antonio, tiene
su extensión en el maestro que más he admirado y que mejor recuerdo me ha
dejado en la vida. Se llamaba igual y no sé porqué tengo la intuición que debió
ser uno de los miles maestros represaliados por el franquismo.
De D. Antonio Machado se ha escrito miles de páginas, creo que con una
calidad literaria muy superior a la que yo poseo, quizás en cuanto a mi amor
por el poeta y maestro no haya quien me gane, por ello rescato un artículo que
publiqué en el año 2005 coincidiendo con el 130 aniversario de su nacimiento.
Con ello pretendo seguir homenajeando al gran poeta y mejor hombre que nos
habitó en un tiempo.
D. Antonio Machado, aniversario de un hombre bueno
El día 26 de julio se cumple el 130 aniversario de uno de los máximos
exponentes de la historia de las letras española. Es, sin lugar a dudas, una de
las personas a las que se debe el respeto del tratamiento de Don, y el
calificativo de hombre bueno.
Emilio Sales Almazán | Kaos. Cultura | 26-7-2005.
Repasaba algunos escritos sobre la literatura de principios del siglo
pasado, cuando advierto que el día 26 de julio se cumple el 130 aniversario de
uno de los máximos exponentes de la historia de las letras española. Es, sin
lugar a dudas, una de las personas a las que se debe el respeto del tratamiento
de Don, y el calificativo de hombre bueno.
Antes de repasar su historia me gustaría significar el hecho de mi
ignorancia sobre su vida y obra en los tiempos de estudiante. Allá por los años
60 una gran cantidad de excelsos escritores de nuestro país estaban proscritos,
estaban borrados de la enseñanza a los futuros ciudadanos de aquel país gris,
monótono y monocorde. Junto a él, escritores de la talla de García Lorca,
Alberti, Hernández y otros, no existían, ni existirían ya que el régimen se
debería creer perpetuo. Debo añadir que uno de los hechos más significativos en
la vida de muchos, y desde luego en la mía ha sido crucial, las ediciones de
los discos de uno de los más grandes cantautores y poetas, Joan Manuel Serrat.
Don Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla, aunque a la
temprana edad de 8 años se trasladó con su familia a la capital de España.
Estudia en la
Institución Libre de Enseñanza y parte en 1899 hacia París
con su hermano Manuel para trabajar en la editorial Garnier. En su estancia en
la capital gala contacta con los poetas simbolistas franceses. Conoce a Oscar
Wilde, Pío Baroja y Rubén Darío.
Sus primeras obras salen a la luz en 1903, “Soledades”, y en 1907, “Soledades,
Galerías y otros poemas”. Ejerce le enseñanza en los Institutos de Soria, Baeza
y Segovia, desde donde se traslada en 1931, recién proclamada la II ª República, a Madrid. Allí,
en la ciudad del Eresma, había izado la bandera tricolor, a la cual se mantuvo
siempre fiel.
Su vida estuvo marcada por la temprana muerte de su esposa, lo que motivó
su traslado de Soria a Baeza donde permaneció hasta 1917. En esta localidad
estudió Griego, se Licenció en Filosofía y Letras, y escribió su obra inmortal
Campos de Castilla.
No quiero hacer una larga exposición de toda su obra literaria, los
aforismos de Abel Martín y Juan de Mairena, obras como Juan de Mairena o Lola
se va a los Puertos, etc.
Su exilio a Francia, cansado y roto por ver lo que de España estaba haciendo
la intolerancia y la reacción, para escribir un año antes de su muerte, la obra
La guerra.
1939, muere en Coulliure, “Soplaban vientos del Sur y el hombre emprendió
viaje. Su orgullo, un poco de fe y un regusto amargo fue su equipaje. Miró
hacia atrásno vio más que cadáveres sobre unos campos sin color. Su jardín sin
una flor y sus bosques sin un roble. Y viejo y cansado a orillas del mar
bebiose sorbo a sorbo su pasado. Profeta ni mártir quiso Antonio ser. Y un poco
de todo lo fue sin querer. Una gruesa losa gris vela el sueño del hermano. La
hierba crece a sus pies y le da sombra un ciprés en verano. El jarrón que
alguien llenó de flores artificiales, unos versos y un clavel y unas ramas de
laurel son las prendas personales, del viejo y cansado que, a orillas del mar
bebiéndose sorbo a sorbo su pasado. Profeta ni mártir quiso Antonio ser. Y un
poco de todo lo fue sin querer”. Joan Manuel Serrat.
En estos momentos donde se sigue, se quiere seguir, manipulando el pasado
reciente, con la misma cantinela de dos bandos irreconciliables, el igualar la
legalidad con el golpe fascista y, como mucho, hacer una asepsia de aquellos
que sufrieron el golpe mortal del fascismo, me gustaría recordar una parte de
Machado. El Machado militante contra la opresión y a favor de la democracia, la
legalidad y la
República. Sería bueno recordar aquellas palabras de D.
Antonio: “La patria es en España un sentimiento simplemente popular, que se
enorgullecen de poseer los señoritos. En los momentos más graves, los señoritos
invocan a la patria y la venden, el pueblo la compra con su sangre, pero si
decir nada”. Ya que a él y a otros muchos me los hurtaron de conocer cuando era
un estudiante, me he propuesto beberme hasta saciarme de todo aquello que me
ocultaron. Malditos sean.
Glosaba en una de sus obras más comprometidas con la situación política, y
a la que he aludido antes, La
Guerra , uno de los grandes hitos de la lucha por la libertad
del pueblo español. Se trata de la parte referida al Quinto Regimiento.
Entresacando de sus páginas, transcribo unas líneas.
“Es frecuente pensar que los ingentes de la Historia , para
aparecérsenos como tales, han necesitado el transcurso de muchos años y que,
sin la perspectiva del tiempo, nos sería difícil verlos. Esto es cierto –en
parte- porque toda visión requiere distancia. Pero no podemos aceptarlo como
verdad absoluta, sin exponernos al peligro de dejar pasar estos hechos sin
reparar en ellos, incapacitándonos para verlos más tarde con lejanía. Muchos
pretenden cegar para no ver el incendio, y piensan que podrán más tarde
describirnos sus vivas llamas merced al análisis de las cenizas. No. Nuestro
deber de hoy es ver lo actual como podamos, y pintarlo como lo vemos, sin que
nos apesadumbre el pensar que otros pudieran verlo mañana mejor que nosotros.
No olvidemos tampoco que los ojos futuros cegarían para estos hechos, si
nuestros ojos se hubieran empeñado hoy en no verlos. Otrosí: En la boca del
león muerto hacen panales las abejas; mas la fuerza del león no hemos de juzgar
por esos panales. <>Mucho mejor todavía que
me sonaban, siendo niño y estudiante, las palabras <>, o las evocadoras de hechos de la antigüedad clásica, como
<>, suenan hoy a mis oídos de viejo estas dos voces:
<>, de suyo tan inocuas, pero, por obra de la
historia que estamos viviendo, tan cargadas de significación que, sin ellas, no
podríamos señalar nada profundo y verdadero en la guerra de España, la guerra
actual que a todos apasiona…
El Quinto Regimiento surge a iniciativa del Partido Comunista español, pero
el Partido Comunista español (os habla un hombre que no está afiliado a él y
que dista mucho en teoría del puro marxismo) es una creación españolisisma, un
crisol de las virtudes populares, entre las cuales figura nuestro don de
universalidad y nuestra capacidad de amor más allá de nuestras fronteras. Nada
tan español, nada tan popular –reparadlo bien- , nada tan sinceramente nuestro
como esa honda simpatía, como ese amor fraterno que siente hoy España, la España auténtica, por el
pueblo ruso y por los hombres de otros pueblos, que han venido a verter u
sangre por una causa humana, generosa y desinteresadamente, al lado nuestro.
Los que se dicen defensores de la cultura, y bombardean el Museo del Prado, la
pila bautismal de Cervantes y el sepulcro de Cisneros, los hoy llamados
fascistas –yo creo que el mote les viene todavía ancho-, los que han abierto
las puertas de su patria a las codicias totalitarias, son, en cambio, los mismos
que trabajaron siempre por aislarnos del mundo. Ellos son los descendientes de
aquellos mayorazgos en corte, que gastaban sus fortunas en adular a la realeza,
mientras los pobres segundones descubrían y conquistaban América; ellos –todo
hay que decirlo- son los que más de una vez hicieron fecunda a la pobreza
española. Merced a ellos, hombres como Cervantes tuvieron que buscar el pan
fuera de su patria. Y conste que por ellos ni se hablaría español más allá del
Atlántico, ni se habría escrito el Quijote…”
Hace 130 años nació aquel hombre que amó y sintió la libertad como la
sentía el pueblo llano. El escritor que en 1936 se traslada a Valencia con su
madre y se adhiere a la
Alianza de Escritores Antifascistas y colabora y participa en
el II Congreso Internacional de Escritores. Aquél que muere el 22 de febrero de
1939, en la lejanía de su país que se consume ante el avance fascista.
Enterrado en el cementerio de esa localidad francesa, en un entierro cuyo
féretro estaba cubierto por la bandera de España, la tricolor, y cuyo ataúd fue
transportado por milicianos. En el bolsillo de su abrigo, después de su
fallecimiento, se encontró el que debió ser su último verso: “Estos días azules
y este sol de la infancia”.
Hoy, 130 años después de su nacimiento y cerca de 70 años desde que el
terrorismo fascista dinamitó la esperanza, escribo estas líneas en homenaje a
un hombre bueno.