lunes, 25 de enero de 2010

LA GALLINA CONSTITUCIONAL



Hace unas fechas aparecía en varios medios de comunicación el revuelo causado por la denuncia de varios eurodiputados porque en el Parlamento europeo se exhibe un ejemplar de la Constitución española de 1978 donde la encabeza un escudo del régimen franquista (la gallina cabezona) que fue el emblema de más de 40 años de dictadura.
Varios eurodiputados del PSOE y Esquerra Republicana han solicitado la retirada del ejemplar de la Constitución donde aparece el águila de S. Juan y el lema “una, grande y libre”. A mi me llama la atención que se haga apología antifascista allende nuestras fronteras y los mismos símbolos llenen nuestras plazas y calles sin que algunos de los representantes de las administraciones hagan un solo gesto para retirarlas. Es cierto que una vez pasas los Pirineos hay muchos “demócratas de toda la vida” que dan lecciones pero cuando se trata de aplicar las normas del Derecho Internacional, las resoluciones de las Naciones Unidas o las más elementales normas de respeto a los Derechos Humanos silban en actitud de “conmigo no va eso” (claro está que si eso reporta votos o pueden salir en la foto, la cosa puede cambiar). Uno de los “grandes timoneles de la democracia castellano-manchega comentaba en una ocasión que esto de la recuperación de la Memoria era cosa del pasado y el era un presidente de futuro ¡toma ya!.
Pero indagando más a fondo en todo este tema del ejemplar de la Constitución uno se entera que el escudo franquista fue el oficial hasta el año 1981, que el jefe del estado (no olvidemos que fue elegido su heredero por el propio generalísimo) firmó una carta magna con el escudo de la dictadura, que el regalo al Parlamento europeo fue elegido por el entonces presidente del Congreso de los Diputados, Federico Trillo (que malas pasadas da el subconsciente) cuando en 1997 José María Gil Robles, entonces presidente del Parlamento europeo pidió a los Estados miembros que enviaran algún símbolo significativo de sus hemiciclos, y esto, ya es imaginación mía, debió dar un gusto terrible a los grandes demócratas reconvertidos.
Quizás esto lleve a pensar lo poco que trabajan o asisten a sus labores los representantes elegidos cuando han tenido que pasar casi una década sin que se hayan dado cuenta del “error”. Al parecer también hay un facsímile del original en el llamado Escritorio de la Constitución en el propio Congreso de la carrera de S. Jerónimo.
Pues bien, yo me apunto a la opinión contraria y pienso que se debería mantener el ejemplar por motivos de coherencia histórica. Después de aprobar la llamada ley de (des)memoria histórica, donde se legaliza el franquismo, si después de negarse a juzgar a este como un régimen criminal y, por lo tanto, sus responsables deberían haber sido juzgados y condenados por crímenes de lesa humanidad, si después haber transcurrido más de setenta años del golpe de estado contra la democracia y la Constitución de la República seguimos con este conflicto, sería bueno dejar claro que todo el acuerdo constitucional vino mediatizado por el franquismo y hunde sus raíces en él.