Hay personajes de la política nacional a la que solo basta rascar un poco para que aparezca una vena intolerante. Hace tiempo un contertulio de una cadena televisiva que ante unas afirmaciones sectarias dijo que eso era el síntoma del fascista que todos llevamos dentro. La alarma cundió entre los allí presentes en una emisora que se precia de su progresismo. Y quizás algo de eso le ha sucedido al Presidente castellanomanchego, las últimas compañías en la inauguración del Museo del Ejército pueden influir en la salida de patas que ha protagonizado hace unas horas al referirse al acuerdo del Parlamento catalán.
Tan poco respeto tiene a otras Instituciones que se permite el lujo de calificar la decisión de prohibir las corridas de toros como una aberración, una barbaridad y carente de lógica. Es más, se permite considerar que los votos emitidos por algunos diputados tienen más que ver con las señas de identidad en relación con España que lo que significa la fiesta en si misma. Manda uebos que el Presidente de un Comunidad Autónoma con un Parlamento que es el de menor representación con respecto al número de habitantes así como con una ley electoral adecuada a los intereses de su partido de lecciones de democracia. Pero hay también la parte de mentira, cuestión que comparte con el PP (como muchas otras cosas más, tanto monta, monta tanto), de ignorar que hace casi 20 años Canarias voto una ley similar a iniciativa de un actual diputado popular y nadie argumentó problemas identatarios contra España. Y sigo con más pruebas de las que el Sr. Barreda muestra poco interés por su egolatría del poder heredado y absoluto de su mayoría parlamentaria. La iniciativa para el debate en el Parlament de Catalunya parte de una ILP con 180.000 firmas, de un debate donde han pasado por esa Institución detractores y apologistas de la llamada fiesta nacional. Que se ha debatido y votado, resultando que por mayoría absoluta se ha aceptado la prohibición a partir de 2012 de las corridas de toros en territorio catalán (podríamos decir que en Barcelona ya que en las otras provincias no se celebran festejos taurinos). Podría aprender para introducir en las Cortes castellanomanchegas se respire más democracia y participación.
Ahora solo falta que se avance en la prohibición de otros festejos donde se tortura animales, en la mius Catalunya están los correbous y que deben seguir el mismo trato.
Se que su mensaje de anticatalanismo le puede reportar dividendos electorales, quizás pretenda que desde la corona le nombren sucesor del Conde Duque de Olivares y le de morbo entrar en la Ciudad Condal para imponer las corridas de toros. Sueñe.
Alaba al Mayo francés, habla de prohibido prohibir, quizás si estuvo en esa efeméride en las calles parisinas hubiese sido confundido con un adoquín.