Son múltiples los homenajes que se celebran por el centenario del gran poeta de Orihuela. Creo que no serán suficientes para glosar la altura humana y poética de este gran hombre que, copiando a Blas de Otero, definiría como un “Ángel fieramente humano”. Pero hay uno de estas muestras de respeto y admiración que me llegan más adentro. Se celebra en el centro donde trabajo, el Instituto de Enseñanza “Ribera del Tajo” en Talavera (Toledo). Aquí se han expuesto sus poemas en un mural donde el alumnado ha colgado esos maravillosos veros de uno de los más excelsos vates de nuestra literatura. Pero hay más. Miguel fue asesinado, fue suicidado, en la cárcel y este centro educativo tuvo en sus terrenos ubicada la tristemente famosa cárcel de La Seda de Talavera. Lo que un día fue un edificio que pertenecía al conjunto de obras que se erigieron para producir sedas (de ahí la decreciente cantidad de moreras que hay en esta ciudad) y se construyó la Real Fábrica de Sedas, tuvo otro uso mucho menos edificante. Hoy debe ser un centro para el estudio y, sobre todo, educar gente para la paz, la igualdad, la solidaridad y la fraternidad entre los hombres y mujeres, en definitiva,entre los pueblos del mundo.
