Hace unos días se “celebro” el llamado Toro de la Vega en la localidad vallisoletana de Tordesillas. Esta cruel e indignante celebración se centra en lancear a un toro hasta su muerte. El animal perseguido por una jauría de ¿seres humanos, de homo sapiens? muere cruelmente por mucho que nos quieran vender la moto de otra cosa distinta.
Algunas personas justifican esta canallada por motivos de tradición. Y aquí me gustaría hablar de tradiciones. No se si alguien defendería una tradición como “el rollo” donde se torturaba y asesinaba a los acusados de herejías y que, generalmente, eran críticos con el oscurantismo de los poderes terrenales y celestiales. Se podría hacer una relación extensa de instrumentos de tortura de actos de fe, de situaciones que escandalizarían a cualquier persona que se considerara evolucionada respecto a situaciones que nos parecen vergonzosas.
Al parecer, y según pude oír a una ciudadana que intervino en un canal de televisión, la tradición del “toro de la vega” tiene como inicio el lanceamiento de una persona de la localidad, imagino que cualquier pobre desgraciado que servía de regocijo y diversión a los poderosos de la época (en este aspecto hemos mejorado las formas pero el fondo es el mismo, ahora nos lancean de otra manera). Esto debe ser muy duro para los bienpensantes y quieren reducir el principio de esta historia a la muerte del toro. Saco de internet lo siguiente:
“Según algunos investigadores, el origen del torneo podría retrotraerse al año 1355, cuando Pedro I de Castilla, debido a la alegría que le causó el nacimiento de su hija Isabel, por Real Ordenanza, decretó que los torneos que se venían celebrando en el recinto de las plazas, lo fueran en lo sucesivo al aire libre, terminando la justa con el despeñamiento de un morlaco, distinguiéndose, más tarde en este peligroso juego el Condestable de Castilla D. Álvaro de Luna, durante el reinado de Juan II. Sin embargo, la primera referencia escrita en la que se mencionan toros en la Vega aparece en el año 1534 en el libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Santiago Apóstol de Tordesillas, en el que se lee: "tubo sus festexos de toros, con dos toros por la mañana a la Vega y seis por la tarde".
Puestos a mirar tradiciones quizás hay una que no triunfó (por desgracia) en nuestro país y esta fue la guillotina, puede ser que nos hubiéramos evitado algún que otro problema.