lunes, 11 de mayo de 2009

REFLEXIÓN

L@S MISERABLES

(A quien corresponda)


El eximio escritor francés Víctor Hugo, uno de los mayores literatos de la historia, publicó en 1862 su obra titulada “Los miserables”. En ella se relataba una epopeya social y humanitaria que nos hablaba de los desheredados, que como siempre eran injustamente tratados por los que deberían hacer cumplir la justicia.
El castellano es un idioma muy rico y el adjetivo “miserable” contempla un gran número de sinónimos. Sin dudarlo es uno de los que más semejantes contempla. Por ejemplo, tacaño, avaro, estreñido, cicatero, ruin, avariento, cutre, mezquino, pobre, infeliz, desgraciado, desventurado, desdichado, infortunado, abatido, acobardado, indigente, mísero, necesitado, menesteroso, corto, exiguo, escaso, raquítico, canalla, granuja, infame, tímido, pusilánime, agarrado, perverso, abyecto, despreciable, vil, apurado, pérfido, chucho, roñoso, etc. Sin embargo los antónimos son más escasos, algunos son generoso, honrado, abundante, afortunado o rico. Curiosamente creo que hay posibilidades de ser desgraciado y/o infeliz y a su vez honrado y/o generoso. ¿Cosas del idioma?
Dícese que miserable es el que es muy pobre, que siente o causa desdicha, que no tiene valor ni fuerza, que es escaso, que se comporta con avaricia y mezquindad o el que se comporta con vileza y mala intención.
Como se habrá observado he detallado los conceptos siempre desde el genero masculino pero como bien reza el título no se me escapa que el genero femenino también es triste partícipe de las miserabilidad.
De la vileza y mala intención es a lo que me quiero referir. De cómo hay personajes que aprovechan la buena fe, la generosidad, el desprendimiento de sus semejantes para aprovecharse y a la más mínima ocasión apuñalarles por la espalda, eso es mezquindad e indignidad.
Seguramente si estas líneas llegan al conocimiento de quienes así actúan se verán reflejadas y reflejados, pero es muy improbable que reconozcan su error, la falta de altura ética hace ser a los individuos muy atrevidos y despectivos.
Mario Benedetti dice que “la condición de miserable es un tumor del alma, casi siempre incurable, porque el alma no admite cirugías”. Por ello es muy probable que estos sujetos se vayan pudriendo lentamente sin posible cura. Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío, así que dedicaré poco o nulo tiempo a preocuparme de su salud, esperaré paciente, delante de mi hogar, ver pasar sus cadáveres.